En medio del ajetreo de la vida escolar o laboral, la gratitud puede parecer un paso más en un día ya de por sí ajetreado. Pero practicar la gratitud puede cambiar las cosas. Puede ayudar a reducir el estrés, mejorar la concentración y fomentar una mentalidad positiva. Dicho esto, incluso la gratitud puede ir demasiado lejos y puede conducir a una positividad tóxica. La positividad tóxica es el concepto de que mantener una mentalidad excesivamente positiva (a menudo hasta el punto de ignorar o restar importancia a las emociones negativas genuinas) puede ser en realidad perjudicial. Implica insistir en la positividad en situaciones en las que es normal sentir emociones negativas, como estrés, tristeza o frustración. Este enfoque puede invalidar los sentimientos de las personas, haciéndoles sentir que necesitan reprimir las emociones negativas para ser aceptadas o valoradas.
La positividad tóxica desalienta a las personas a procesar emociones difíciles y puede crear un entorno en el que se sientan avergonzadas de sus luchas. Un enfoque más equilibrado alienta a las personas a sentir y expresar sus emociones genuinas mientras encuentran formas saludables de afrontarlas. Por eso, nuestro Desafío de gratitud incluye un debate sobre este tema con nuestros estudiantes como parte de su aprendizaje socioemocional, no para disuadirlos de cultivar la gratitud, sino para garantizar que establezcan límites adecuados.
Por qué es importante la gratitud
La gratitud es más que decir simplemente “gracias”. Es una actitud, una forma de mirar el mundo y darse cuenta de las cosas buenas, grandes y pequeñas. Los estudios demuestran que practicar la gratitud puede mejorar la salud mental al reducir los síntomas de estrés y ansiedad. También aumenta la resiliencia, lo que ayuda a recuperarse de los reveses con mayor facilidad, una habilidad esencial para equilibrar los desafíos de la vida escolar o laboral.
Formas sencillas de practicar la gratitud
Incluso si la idea es nueva para ti, hay muchas maneras de incorporar la gratitud a tu rutina diaria. Aquí tienes algunas ideas sencillas:
Diario de gratitud: reserva unos minutos al final de cada día para anotar las cosas por las que estás agradecido. Puede ser cualquier cosa, desde una buena nota hasta una palabra amable de un amigo o un momento de risas en el trabajo.
Notas de agradecimiento: escribe una breve nota a alguien que te haya ayudado recientemente. Ya sea un maestro, un compañero de clase o un familiar, hacerle saber a la gente que los aprecias fortalece tus relaciones.
Momentos de atención plena: tómate un momento durante el día para hacer una pausa, respirar y observar algo a tu alrededor que te brinde alegría. Puede ser algo tan simple como un día soleado o un refrigerio favorito.
Gratitud y éxito académico o laboral
Lo creas o no, la gratitud también puede marcar la diferencia en tu vida académica o laboral. Cuando abordas tus estudios o tu trabajo con una actitud agradecida, probablemente te sentirás más comprometido y motivado. La gratitud fomenta una mentalidad de crecimiento, lo que te ayuda a concentrarte en tu progreso y en los aspectos positivos del aprendizaje o el trabajo en equipo en lugar de centrarte solo en los resultados.
Desarrollar el hábito de la gratitud
Convertir la gratitud en un hábito no tiene por qué ser complicado. Empieza por algo por lo que estés agradecido cada día. Sigue así y pronto notarás un cambio en cómo te sientes y piensas. Puede que incluso descubras que te ayuda a controlar el estrés, a mejorar la concentración y a aportar más positividad a tu rutina diaria.
El efecto dominó
La gratitud no se trata solo de sentirse mejor, sino que puede ayudarte a tener un impacto positivo en los demás. Cuando expresas gratitud, animas a los demás a hacer lo mismo. Con el tiempo, este efecto dominó puede ayudar a crear un entorno solidario, amable y alentador en tu escuela y comunidad.
Abrazando la gratitud todos los días
La gratitud puede parecer algo simple, pero su impacto es profundo. Como estudiante o familiar, aprender a practicar la gratitud puede ayudarte a crear una perspectiva equilibrada y optimista que te beneficiará académica, emocional y socialmente. Entonces, ¿por qué no intentarlo? Después de todo, apreciar las pequeñas cosas podría ser la clave para disfrutar cada paso de tu camino.
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